Mensaje de error

  • Deprecated function: implode(): Passing glue string after array is deprecated. Swap the parameters en drupal_get_feeds() (línea 394 de /home1/mgcsitec/public_html/historiaeconomicademexico/includes/common.inc).
  • Deprecated function: The each() function is deprecated. This message will be suppressed on further calls en _menu_load_objects() (línea 579 de /home1/mgcsitec/public_html/historiaeconomicademexico/includes/menu.inc).

1.2 Enfoques de historia económica

A lo largo del tiempo han existido diversos enfoques para el estudio de la historia económica. Inicialmente, como parte del estudio de la historia política y social, sólo se consideraban sus aspectos económicos. Con el tiempo, la historia económica fue adquiriendo un lugar propio, en el que se estudiaban instituciones como la Constitución de un país, la historia de ciertos impuestos o de algún sector en particular. La utilización de cifras y las explicaciones del desarrollo de los países se convirtió muy pronto en un ingrediente insustituible para escribir historia económica. Por ello el trabajo de construcción de las cuentas nacionales a partir de principios del siglo XX en algunos países constituyó un factor esencial para la disciplina. Fue entonces que los intentos por entender los cambios históricos comenzaron a basarse en teorías del desarrollo económico que lo explican como una sucesión de estadios o periodos predecibles e identificables. Estos enfoques fueron los de origen marxista basados en la lucha de clases, los shumpeterianos que consideran los cambios con base en la innovación y el cambio tecnológico, y aquellos del estilo desarrollado por Walter W. Rostow que se basan en etapas del desarrollo de las sociedades y economías.

Otro enfoque o método utilizado implícitamente es el de la llamada nueva historia económica, y que surgió a mediados del siglo XX a partir de la historiografía norteamericana moderna sobre la esclavitud en ese país. En ella se hace uso extensivo de la teoría económica, de la evidencia cuantitativa disponible o construida ex profeso, y de la explicitación de las llamadas hipótesis contra factuales. Desde ese enfoque, los hallazgos deben ser contrastados contra lo argumentado por los principios básicos de la teoría económica. A pesar de las enormes críticas que sufrió este planteamiento, su metodología y varias de sus características han perdurado.

En años más recientes, la historia económica con un punto de vista neoinstitucionalista cobró gran importancia. Este enfoque señala que el desenvolvimiento de la historia económica depende en buena medida de las instituciones existentes y su evolución. Una economía, así, opera en medio de un marco institucional determinado que tiende a facilitar o inhibir el crecimiento y el desarrollo. El marco institucional es, de alguna manera, el conjunto de “reglas del juego” con el que opera una economía. Las leyes, las instituciones formales e informales (como el banco central o como los grupos de poder), y su estructura, el medio ambiente institucional —como el “estado de derecho”—, la transparencia y previsibilidad de las acciones del gobierno, el acceso a la información pública y otros factores similares establecen el marco institucional de una sociedad o de una economía.  Los miembros de una sociedad, o bien los agentes económicos, funcionan, operan dentro, y su comportamiento depende, esencialmente, de ese marco institucional. A partir de este acercamiento, las personas específicas tienen menos relevancia que las instituciones, o bien existen otros factores ajenos a las instituciones que estimulan o dificultan la actividad económica. Tal es el caso de los choques económicos que puede sufrir una economía, como una guerra o una devaluación mayúscula, una catástrofe natural, etcétera. Naturalmente, existen otros enfoques en los que las personas y su circunstancia son los que realmente hacen la historia, y por ello son los sujetos indispensables. Sus particularidades personales, e incluso sus circunstancias vitales, juegan un papel importante en la explicación. La acción de individuos puede ser altamente transformativa del sistema y las instituciones que lo gobiernan. Esta interacción  con las instituciones conduce a que se formen resultados y nuevas reglas del juego.

Personalmente, mi forma de investigar y escribir sobre historia económica es un tanto ecléctica. Primero, me empapo de bibliografía para conocer, a grandes rasgos, lo que se ha escrito sobre el tema o el periodo en cuestión. La selección de esa bibliografía básica es importante y por ello también consulto a especialistas para escuchar sus recomendaciones. Luego, conforme avanzo, me encuentro con referencias adicionales que se obtienen de las referencias iniciales, así se va tejiendo una bibliografía más amplia. Un segundo paso es el estudio de las variables económicas relevantes, de las cifras que existan sobre el tema. Esta puede resultar una labor complicada pues en muchas ocasiones las cifras pueden ser de dudosa calidad, o de plano no existen. Teniendo una buena idea de qué fue lo que sucedió, conociendo las cifras relevantes (incluso si son de dudosa calidad), el trabajo que sigue es revisar su consistencia interna, su lógica con la teoría económica. Es decir, ver si las cifras hacen sentido con las historias que se cuentan. Para ello la teoría económica es fundamental. Si las hipótesis que se desprenden del estudio de las variables mencionadas son inconsistentes, o simplemente imposibles teóricamente hablando, lo más probable es que no reflejen la realidad histórica. Si las cifras, a pesar de su relativa calidad muestran una tendencia lógica, o coinciden con explicaciones coherentes de corte cualitativo, es probable que entonces puedan utilizarse para reforzar los argumentos. Así, basados en evidencia cualitativa y cuantitativa, que sea coherente con la lógica y la teoría, se pueden construir hipótesis sobre hechos históricos que se acerquen a lo que ocurrió, o a lo que plausiblemente ocurrió. No podemos tener certezas, pero sí mayor luz para aclarar puntos y enriquecer nuestro entendimiento y comprensión de los diversos fenómenos. Por tanto, la forma de construir hipótesis no parte de un modelo preconcebido, ni de una teoría del desenvolvimiento histórico particular. Por decirlo de una manera un tanto sarcástica, no conocemos el resultado antes de empezar.