2.1 El libro como texto
El libro, y el curso correspondiente que se propone, cubre el desarrollo macroeconómico de México durante el periodo que va desde fines del siglo XVIII hasta el presente, con mayor énfasis en el siglo XX. Dado que se trata de un periodo prolongado, el objetivo del curso es estimular en cada estudiante la conformación de su propia visión de largo plazo de la economía nacional, de tal modo que puedan visualizar mejor el desempeño económico de México a lo largo de los siglos XIX y XX, los obstáculos que ha enfrentado y sus potencialidades y limitaciones de crecimiento para el futuro.
El curso de historia económica que acompaña este libro pretende que cada alumno se forme una idea clara de cómo funciona la economía mexicana, cuál es su estructura fundamental, cómo impacta una política específica, etcétera. La idea central es que al conocer nuestra historia económica, el alumno tendrá una mayor capacidad de analizar el presente para visualizar mejor el futuro. Al ser una ciencia social, como ya se dijo, la economía no puede repetir experimentos como sucede en las ciencias exactas. Por ello, la historia provee elementos que permiten entender cómo funcionan las variables, cómo se impactan unas a otras, y por tanto cuál o cuáles pueden ser las consecuencias de un hecho particular.
El tratamiento del curso es cronológico-temático y analiza la economía desde una perspectiva esencialmente macroeconómica, aunque se revisan algunos sectores y regiones específicos. De la misma forma, se incluye análisis de economía política en el tratamiento de algunos temas, en los que se puede apreciar qué factores de índole no estrictamente económica son los relevantes.
El curso puede seguirse utilizando este libro como texto. Muestra un hilo conductor de la interpretación que el autor tiene sobre el desenlace de la economía mexicana por casi 235 años. Como autor intento hacerlo sin preconcepciones, juicios previos basados en algún modelo específico o una visión ideológica particular. Esto es, de la manera más “objetiva” posible, a sabiendas que ello es de hecho imposible. Quien escribe historia es un sujeto que mira la realidad desde cierto ángulo, en un momento y lugar particulares, y por lo tanto sus explicaciones irremediablemente están marcadas por esa subjetividad. Por eso no es posible que haya objetividad en la interpretación histórica. Pero dicho ello, existe un propósito explícito para ser lo más “objetivo” posible.
